A nadie le sorprende hoy en día
encontrar en los espacios comerciales música de fondo que nos ameniza la compra y donde por su luz y aroma la atmósfera es tan cálida que invita a quedarse un poco más.
Todo esto que nos suena tan natural y cotidiano no es más ni menos que
marketing sensorial, disciplina que si esta bien implementada influye en los
hábitos de compra de nuestros clientes haciendo que, por ejemplo, compren más
deprisa o despacio, o que tras escuchar una balada italiana se pueda despertar
el deseo de comer pasta. Estas técnicas son en general desconocidas por el gran
público pero los expertos si las conocen perfectamente y son utilizadas para
optimizar espacios comerciales.
Actualmente se esta dando un paso
más en esta dirección mediante el uso de fragancias únicas diseñadas para cada
establecimiento y cuyo fin es que, tras su recuerdo y posterior vinculación, sea
tal su presencia subjetiva que se asocie de manera inequívoca al
establecimiento o a la marca, y por tanto al resto de su imagen corporativa.