Una vez más comenzamos un nuevo
año cargados de ilusiones renovadas y retos e intentando poner todo nuestro
empeño en comenzar lo mejor posible este desafío. Una de las cosas buenas que nos trae un nuevo año y que nos pone
una sonrisa en la cara es ver que comienza el periodo de rebajas lo que nos
permite acercarnos un poco más a esos artículos que, por obra de magia, pasan a
costar mucho menos de la noche a la mañana. A pesar que con la crisis estemos
viviendo con ofertas continuas el periodo de rebajas sigue siendo una tradición
que para la mayoría hacen tanta ilusión como la propia Navidad.
Con la llegada de las rebajas los
espacios comerciales se llenan de carteles de gran formato anunciando la bajada de precios y
los escaparates se vacían de productos para indicar que están a la venta hasta
los mismísimo dependientes, que sin ser una mala estrategia algunas veces la
sensación de vacío causa un efecto de rechazo. No olvidemos que el
escaparate y el interior tienen que tener una conexión lógica si queremos que
cumpla su función.
Tener una oferta de productos
atractiva al mejor precio y anunciar grandes descuentos no cabe duda que es
el mayor reclamo para los consumidores en estas fechas, pero desde hace
bastante tiempo ya no basta con esto, hay que apostar por crear una experiencia de
compra que haga que nuestro cliente se marche a casa con el articulo deseado conseguido al mejor precio y con una sensación agradable que le desee volver. Mas allá de conseguir gangas entre montón de ropa y motón de ropa hay que disfrutar de la experiencia de las rebajas sin estrés y pasárselo
bien.